martes, 17 de febrero de 2009

El río que llora

Supongo que uno de los pocos sentimientos a los que da paso la más absoluta irritación es a una cierta incredulidad.
Que extraños espectros pueden manejar la mente del ser humano cuando éste se ve capaz de ejecutar las más terribles de las atrocidades.
A no conceder ningún tipo de valor a la propia vida de quienes le rodean.
Aún a riesgo de parecer propio del más estúpido misal, realmente es la reflexión que me invita a hacer la actualidad. Pensaba comentar que hoy comenzaba un juicio internacional para uno de los mayores exterminadores del planeta ; Kaing Guev Eav, también apodado "el camarada Duch". Jefe torturador de los Jemeres Rojos .
El movimiento extrañamente denominado comunista que asoló Camboya de 1975 a 1979.
El célebre por desgracia, mandato de Pol Pot. Afortunadamente fallecido en 1998.
Que se estima dejó atrás la cifra horripilante de 1'7 millones de personas asesinadas . La cuarta parte de la población que tenía Camboya... Ahí es nada.
Una de las historias más raras que puedas plantearte es cómo es posible que a dia de hoy, tras estas masacres, sólo estén pendientes de juicio por aquel genocidio cuatro personas más.
Por la prisión que regentaba el acusado pasaron más de 15.000 personas. Monjes, ingenieros, estudiantes, diplomáticos, profesores, médicos...En definitiva, gente cuyo mayor delito era el de poder pensar más de la cuenta e incluso conocer bastantes aspectos del mundo exterior.
Todos compartieron el mismo protocolo. Tortura, interrogatorio y ejecución. Sin distinción y por ese orden.
De hecho cuentan que de los 15.000 sólo sobrevivieron 6.
Existe un artículo muy representativo del asunto con las confesiones de uno de los carceleros.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/confesion/carcelero/Hin/Huy/elpepuint/20071104elpepiint_4/Tes Pero quizá Camboya está muy lejos de nosotros.
Para los que creemos tener la suerte de no tener limitada la vista sólo hasta donde alcanzan los arrozales, ni depende nuestro futuro casi exclusivamente del caminar terco de las vacas.
No somos ignorantes o analfabetos temerosos de un nuevo orden que se establece por la fuerza.
Por ello seguramente nos equivocamos.
Y por ello también aún tenemos más delito...

Imagen que he tomado prestada de algún blog.
Nada más sugerente para acompañar estas lineas; el Guadalquivir con las aguas oscurecidas en la fotografía.
"El río grande". Que seguro habrá inspirado a más de un poeta árabe para escribir bonitos versos a su amada.
Hoy esas aguas las imagino inquietas. Como intentando revelar que son ahora mismo dueñas de algo que no les pertenece y que han de acoger por la cruenta resolución que impusieron unos desamparados.
Desamparados en su condición humana.
Que agitado debe sentirse también el Guadalquivir por no tener a ellos en lo más profundo de su ser y con piedras de tonelada atadas al cuello. Porque es donde debieran estar.
Muy triste.
Siempre han existido dementes en cada sociedad y época. Pero en la actual y poniéndose de acuerdo al menos cuatro engendros de la creación para hacer algo así. No le encuentro apelativos.Ni sé hasta que punto hay que sentirse afortunado de vivir en una sociedad en la que gente así tenga derecho a un juicio justo.
Oscuras y convulsas aguas y donde bajo ellas aún no reposa en paz una niña.
La contrapartida, en Lanzarote.
Con similar escenario. Pero distintos protagonistas.
Como relatan en algunos diarios, trás el naufragio de una patera, un surfista uruguayo llamado Christian Hunt; "Avisado por su esposa, Hunt se lanzó al agua pese al mal estado del mar y sin quitarse la ropa. Con la tabla de surf que le lanzó su mujer y unas sogas aportadas por los vecinos, Hunt logró salvar a seis personas."
Como moraleja podríamos recurrir a una leyenda cherokee:

Un anciano hablándole a sus nietos sobre la vida les dijo:

-Hay una batalla teniendo lugar en mi interior... es una pelea terrible entre dos lobos. Un lobo representa el miedo, la ira, la envidia, la pena, el arrepentimiento, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras, el falso orgullo, la superioridad y el ego.

El otro lobo es la alegría, la paz, el amor, la esperanza, el compartir, la serenidad, la humildad, la amabilidad, la benevolencia, la amistad, la generosidad, la verdad y la fe.

Miró a los niños y les dijo:

-Esa misma lucha está teniendo lugar en vuestro interior y en el de cualquier persona que viva.

Los niños se quedaron pensando un momento y uno de los nietos le preguntó al abuelo:

-¿Y cual de los dos lobos ganará?

Y el anciano Cherokee respondió:

-Ganará el lobo al que más alimentes.

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